Es curioso que cuando se aborda el problema de la basura, o de los residuos sólidos urbanos, suele hacerse foco en los sectores más vulnerables, en los barrios más carenciados y en las clases con menos educación. Curioso porque cuanto más pobre es una familia menos consume y por ende menos residuos genera. Curioso porque la mayoría de los barrios precarizados no cuenta con varios servicios públicos, entre ellos el de recolección de residuos. Y curioso porque la falta de educación atraviesa a todas las clases sociales.
“Agregaron 16 contenedores de un metro cúbico en el parque 9 de Julio el Día del Amigo para 20.000 personas. Es ridículo. En cada uno entran 40 kilos de basura normal y supongamos que sólo los llenamos con vidrio, lo más pesado, son unos 100 kilos por contenedor. Si cada persona genera sólo un kilo de basura es como mínimo ingenuo lo que planeó el municipio”, analiza Daniel Castillo, secretario de Ambiente y de Economía Circular de Tafí Viejo. Castillo coordina el Centro de Interpretación Ambiental y Tecnológico (CIAT), que procesa todo el material recuperado, húmedo y seco, que luego se envía al Complejo Ecoproductivo Municipal (CEM) para la construcción de chapas, bloques ecológicos, carpintería, herrería, ladrillos y un largo etcétera. El CIAT recibe, separa y procesa, para luego enviar parte de ello al CEM, unas 10 toneladas diarias de residuos secos (cartones, papeles, plásticos, vidrios, metales, etc) y unas 200 toneladas mensuales de desechos húmedos, principalmente de la poda en Yerba Buena y en el propio Tafí Viejo, y de residuos industriales, como por ejemplo los descartes vegetales de la industria del limón.
Desde el origen empezamos mal
Castillo coincidió con Agustina Besada, exploradora de National Geographic y fundadora de Unplastify (Desplastificar), que participó del encuentro “Experiencia Innovación Sostenible”, organizado por LA GACETA a fines de junio. “El problema está en el origen de los materiales no en su destino final y para eso hay que cumplir con los tres pasos de la economía circular: eliminar residuos y contaminación, mantener los productos y materiales en uso y regenerar los sistemas naturales”, explicó.
Impacto ambiental tras el Día del Amigo: un desafío que no se resuelve con más tachos de basuraLa clave está por comenzar por el diseño de los materiales. “La industria alimenticia es la que más plástico descartable genera. Si vas a comprar fiambres te ponen una bandejita de telgopor, luego láminas plásticas entre las fetas para que no se peguen y luego lo envuelven en un film. Al final, te dan todo en una bolsa fabricada con plástico nuevo, no reciclado. Lo mismo con los paquetes de galletas, de fideos, las gaseosas, todo es plástico, y el problema es que son distintos plásticos, no se pueden reciclar fácilmente, salvo fabricar una especie de maderas plásticas que permiten usar varios materiales diferentes”, describe Castillo. También en coincidencia con Besada, cuestiona el tema de crear conciencia ambiental y educar. “¿De qué sirve una hora de ecología en el colegio o campañas oficiales si después te bombardean 24 horas con publicidad que llevan a la gente a un hiperconsumismo exacerbado? Los chicos a los seis meses ya quieren cambiar el celular y comprar todo lo que ven en la tele, contra eso no hay campaña que valga”, compara.
No es sólo cultural
Se habla mucho de la falta de cultura de los tucumanos. Pero ¿alguien vio cómo destruyeron París luego de que el PSG ganara (y eso que ganó) el Mundial de Clubes? Donde además hubo dos muertos y más de 500 heridos. Y fue en Europa. El parque 9 de Julio parecía una iglesia al lado de París. Los expertos coinciden en que educar y reciclar es importante, pero está lejos de la solución. Hacen falta no sólo más contenedores, sino concientizadores que vayan organizando a la gente, sancionando, previniendo. Por un lado les vendemos todo el plástico, en un consumismo extremo, y por otro queremos que este plástico desaparezca por obra de Dios.
Así quedó el parque 9 de Julio tras el Día del Amigo: aceite en el lago y toneladas de basuraEn Tucumán cada habitante genera, en promedio, 30 kilos de basura por mes. Pero en Yerba Buena es casi el doble, 50 kilos por mes; en la capital son 30 kilos; en Banda del Río Salí, 26 kilos; en Tafí Viejo 21 kilos; y en Alderetes sólo seis kilos.
Cuanto más poder adquisitivo tiene la gente, más consume y más residuos genera, según el Observatorio Nacional para la Gestión de Residuos Sólidos Urbanos. Besada informó que en el mundo sólo el 9% del plástico se recicla. En Tafí Viejo ese número es del 30% y en países como México o Colombia se recicla el 60% del PET (Tereftalato de Polietileno), cifras similares a las europeas. Es el material más utilizado, por ejemplo, para fabricar envases de bebidas.
En Tucumán, del total, solo el 65% es recolectado y recibe el tratamiento en relleno sanitario, el resto cuenta con una disposición final inadecuada. Es decir, el 35% de desechos que se genera en la provincia termina en basurales a cielo abierto.